Proyecto: PUENTE SAAVEDRA.
Desde
el año 2005 elegí vivir a la orilla de la General Paz: en Puente Saavedra.
La
zona me resultó muy venida a menos, sabía compararla con la estación de
Once.
Pero la casa que compramos en
aquel entonces resolvía todo ese entorno, era como un casco de estancia, ahora destruida, con lo cual opté por la
casa grande rodeada de pajaritos, árboles centenarios… y a mano de todas las líneas de colectivos,
medio que yo utilicé siempre.
Ahora
moverse por estas calles no es fácil.
Aunque nunca tuve problemas, viajo y
estoy continuamente con toda una serie de personas de lugares lejanos, que
trabajan en obras de construcción y demás servicios.
Es un lugar de paso, la gente parece no vivir
aquí, solo pasa a tomar la costera, el 60, o hasta de viajes turísticos hacia
el interior, quizá a visitar parientes que residen en provincias argentinas.
El
lugar de paso que es el puente, propiamente dicho, es muy interesante: es el
segundo (luego del de Libertador) más cerca del rio.
Desde hace mucho existe
proyecto de civilizar toda la zona del rio con shopping, detrás de Carrefour, y
poner oficinas que desde los últimos cinco años pululan en grandes edificios
vidriados sobre la avenida Libertador.
Contamos con la mano de la naturaleza que año
tras año va aumentando metros por sobre el Rio de la Plata. Los terrenos crecen
y cada vez nos alejamos más del río. Acá
se reproduce la tierra, y en Europa hay problemas por sus escases.
En
todos estos años me he ido animando a pasar por el puente no solo en colectivo,
si no también recorrerlo a pié. Recuerdo muy bien cómo fue que yo miraba a lo
largo (o sea, salteaba el recorrido a mi
alrededor) para ver si podía cruzar las calles a la salida del puente…
Atmosfera
del puente:
Lo
primero que experimente más allá del tema inseguridad, es la cantidad de espacio que lo conforma, yo
ahora viviendo en una casa tan amplia, podía sin embargo, apreciar el gran
espacio cuando caminaba debajo de la general paz que lo cruza por arriba.
Inmediatamente me preguntaba por qué es tan
inseguro, por que tan desagradable pasar por allí… por ejemplo en un día
nublado…
ni hablemos con lluvia…
la respuesta me surgía desde el color,
todo es
monocromo,
todo es gris… las paredes de lajas son grises, con rebordes ennegrecidos
por la gran cantidad de smog,
las columnas que sostienen a las vías
transitables sobre el techo del puente, son grises y recubiertas con alambre
tejido propio de un campo de concentración militar.
Elemento
preponderante: la tierra.
Caminando
uno siente la tierra sin vida de allí abajo,
esta se encuentra apilada como en
montículos y es la única protagonista de
tantos metros.
Aproximadamente cada espacio libre del puente tiene una
superficie de 1890 metros.
Muchos metros para no habitar, escuché una vez decir
a Mario Proaño que cuando nadie habita un lugar en la vía pública, los
marginales se apropian de él.
Como nadie ve esos rincones ( rincón de casi 2000
metros?) es “ocupado” por aquellos que solo les quedan los no lugares humanos
para estar.
Interesante tema para pensar desde los artistas.
Tierra
sin ningún arbusto, pastito o siquiera algún liquen que represente un poco de
vida, de humanidad, es tierra muerta, gris, sin vida visible, la cual al no
tener ningún cuidado parece ser totalmente estéril e inhóspita al caminante.
Este entorno tan triste y hasta hostil a la sensibilidad provoca, a mi
entender, tanta desolación e inseguridad a los transeúntes.
Las únicas personas
que están allí todo el día (y noche) son de dos a tres policías que controlan
los autos que pasan de la capital a la provincia, ya que solo se encuentra la
garita de policías del lado capitalino del puente.
Importaría
pensar la relación que hay entre la tierra y la desolación propia de la muerte,
como es que aquí el elemento tierra que es el generador primordial de vida,
desde que se originó el planeta, no cumple aquí esta función esencial?
Que es lo
que a esa tierra la hace muerta a los ojos de los que caminamos por allí?
Entiendo que la respuesta podría venir por el lado de la luz, cosa que me había
disparado ideas acerca de cómo iluminar este “abajo del puente”, espejos,
reflectores, soles de cd viejos podrían ser ideas posibles.
Pero tome otro
camino, la luz no me fue un elemento posible de trabajo, y quizá de
presupuesto, si me fue posible pensar en la fuerza de los contrastes de
colores.
Las
personas que pasan por el puente:
Otras
veces que lo he recorrido comencé a ver quiénes eran los que caminaban con
migo, a quienes cruzaba, como eran las personas, encontré muchos hombres, de
clase baja, cargando maletines de herramientas, otros con mamelucos, otros con
baldes de cemento, algunos con cañas de pescar,
mujeres trabajadoras que no pueden caminar sin demostrar su cansancio,
hombres y mujeres mayores de 65 años
curtidos por el trabajo a la intemperie.
También personas de países limítrofes, peruanos, bolivianos hasta chilenos, a algunos los he oído hablar en guaraní o hasta en quechua, por
supuesto no es algo que yo haya podido descifrar, tuve empleadas que conocían
ambos idiomas y me comentaban que decían los hombres cuando los cruzábamos
debajo del puente.
Un
dato colorido fue que a tres empleadas que tuve a todas les robaron debajo del
puente.
Mirando
y viendo tanto espacio, pensé con que podría yo contribuir…
como acompañar a
tanta gente que vive días y días de trabajo fuerte, o no, y espera los
colectivos del lado provincial en colas interminables que pasan y dan la vuelta
por el puente… que es casi tan largo con una cuadra.
Elemento
color: como introducirlo, primeras reflexiones.
Tanta
gente está allí, es ese gris circundante… como se podría hacer desde el arte
para que el gris fuera un color, y no una atmosfera polvorienta llena de
tristeza.
Entiendo que algún contraste
podría darme alguna herramienta: si
coloco blanco y negro al lado del gris, éste actuaria de manera
distinta, pintando algunas lajas de blanco y algunas juntas de negro quizá
lograríamos que el gris comunicara otras cosas.
También pensé que en el
contraste de cromas complementarias los grises que son neutros (o sea que
tienen el mismo tono que el color) estos se tiñen del complementario, por
efecto óptico en nuestra retina.
Podría colocar azules y naranjas para que los
grises aparezcan más cálidos o azulinos. Elijo este par de complementarios por
que el al color de la garita de policías.
Es también interesante que al tener un espacio
tan grande se pueden hacer diseños que sean importantes sin perturbar a los
conductores, ya que estamos en un lugar de cruce de gran cantidad de vehículos
que no pueden ser distraídos.
Elemento
línea: dureza y gran peso.
Otra
de las observaciones que he realizado se refiere a la dureza de las líneas del
puente. Cuando se camina se puede ver como se suceden líneas muy pronunciadas y de gran peso, tanto en el techo como en los rayos de sol que se cuelan, de manera
perfectamente recta por hendijas del techo.
Estas líneas son muy marcadas por
los bloques de cemento que las conforman, son los cimientos de la General Paz, y son
imponentes bloques que pueden hacernos sentir muy diminutos por el
tamaño tan pronunciado.
Es una gran
extensión con grandes bloques de cemento que no tienen… nada.
Pensé que hacer
para utilizar esas líneas tan rígidas y darles blandura, liviandad, como hacer
dócil un espacio, como oponerse desde
algún elemento grafico, tanta rigidez.
Trasformación
del elemento línea rígida a forma orgánica:
Pensé así en bajar líneas que se van
ablandando y haciendo orgánicas, oponer a la rigidez constructiva una blandura
corpórea, doblar una línea a través de
la organicidad del cemento blanco al cual se le incrusten reflejos de vidrios
partidos.
Allí la línea de sol-luz quebraría la dureza y serviría como para
establecer nuevas relaciones entre el techo y la superficie del suelo.
Elemento
compositivo: continuidad e implementación de la misma.
El tema de la continuidad entre el techo, la
pared y el suelo es otra herramienta que me ha servido para diseñar un ambiente
más propicio y vivaz para todos aquellos que cruzamos este espacio.
La
composición y su sentido: trasformar la atmosfera del puente.
Las
personas, todos, merecemos vivir en
ambientes saludables, transitar calles, puentes, estaciones, dignas…
y sobre todo merecemos ser tratados como
seres humanos, no como si fuéramos seres
indignos que trabajamos para vivir y por esto se nos castiga visualmente, y nos
obligan a pasar por lugares que semejan
campos de concentración nazis.
Pensemos que es un castigo visual: es algo que
nos hace sentir inferior y no podemos dar cuenta de donde sacamos tal sensación.
Hemos visto que
el poder de la imagen es muy importante, entiendo que lo es, por su poder de
afectar directamente nuestra interioridad, sin siquiera pasar por la
conciencia.
No podemos registrar el daño que nos produce que se menosprecie así
el espacio público, como es posible que tengamos que pasar por lugares
horrorosos llenos de minusvalía existencial con nuestros bebes, o niños?
Como
le explicamos a nuestros hijos, a nuestros alumnos, que no es tan triste la
realidad si ellos pueden ver todo el tiempo como personas se van denigrando
poco a poco debajo del puente tomando sus colectivos?.
Entonces
se nos puede refutar que es cuestión de dinero, de déficit fiscal y demás
yerbas económicas, que a mi entender, desvirtúan el problema y no se lo intenta
realmente resolver.
Cuanta plata se puede necesitar para juntar 500 botellas de
vidrio?
Bacías por supuesto…
con ellas
podríamos romperlas, con cuidado, y así
irlas incrustando en unos bancos hechos con cemento blanco estructurados con
material desplegable.
Con material de descarte podríamos hacer muchas cosas que
den dignidad y un saludable bienestar a todos. A los que salen al alba y a los
que trabajan de noche.
Este es mi modesto aporte a la sociedad donde
habito.
Quiero que estemos en un ambiente embellecido por elementos utilizados
de una manera novedosa y no tanto, ya que sigo al artista Gaudí de Barcelona, tanto en las formas orgánicas como en la
alegría con que conminaba sus materiales.
Que haría
entonces?
Es
que así propongo realizar una serie un poco sinuosa y audaz, de bancos
realizados con cemento blanco, a los cuales se les terminaría con trozos de
vidrio en su parte superior para reflejar el sol.
Las partes que estarían en
contacto con el suelo la iluminaria con pintura a la cal, que tengo entendido eliminan
hongos y demás agentes molestos.
Forma
e inspiración:
Las
formas de los bancos tienden a una organicidad, no habría ángulos y cortes
bruscos de líneas, solo un sinuoso ondear por el espacio, sin reproducir el
paralelismo del techo.
Justamente contrarrestándolo.
Para decidir qué tipo de
órganos trataría de invocar, me inspiré en lo femenino, relacioné a la mujer
con su actuar en el hogar, que hace una mujer en su familia, modifica la
atmosfera, llena de alegría la cocina con cortinas, hace una rica comida para
agasajar a su marido, se perfuma para cambiar cosas que no se ven… el clima,
prende velas… se pone colores amigables
y es que así se me han reproducido a la manera de trompas de Falopio los bancos
del Puente Saavedra, brazos que amasan… brazos que ofrecen afecto, sonrisas de
niños… muchas cosas a la vez, simultaneidad de haceres.
Suelo,
pared y techo
Siguiendo
la línea de razonamiento anterior, en lo que hace al quehacer femenino,
entiendo que una característica en el puente es romper la planimetría del techo
y la “nada” del suelo.
Se me ocurrió unirlos, entonces, a través de formas orgánicas-vegetales que se
dibujen en las lajas y desciendan hacia el suelo, abracen alguna columna y continúen en el techo.
La continuidad visual del recorrido de
liana-línea… las formas vegetales que aparezcan, serán cuidadas
en que
se produzca continuidad visual.
A
la manera de una mujer que va tejiendo,
entramando todos sus vínculos. Entiendo que en estos momentos habríamos llegado
a modificar la inhospitalidad del puente.