lunes, 13 de octubre de 2014

Encuentro entre artístas


Alegrías que pasan.

Reírse, mucho, casi hasta no poder más…

Extraño sentir, estoy?, es?

No lo sé… perdida, sola y acá mis pinturas… mis hombres

El sol me ayuda, aunque no entiendo, seré disonante? No importa, hay que ser a toda costa.

Nos reímos de lo lindo juntos! Reírse, compartir ser juntos… y los besos que no fueron.

Siempre huyo, anoche no fue así…

Podría haberlo besado yo?, quería besarlo enredarme en esos sedales ya olvidados… pero no lo hice.

Me reservo después de la partida de todos mis hombres… después de haber luchado por mi… sola creo que puedo..

Lamento no ser la que fui, me era cómodo mi lugar, ahora tengo que reflexionar cada momento.. Como quiero que sea él?, pongo adelante lo que quiero? Y me dejo llevar por eso?. No solo veo lo que es…










No me beso, no nos besamos… que lastima, me hubiera gustado, saber su gusto… pero no sabía si era yo o si era él. Ser permeable a los inconscientes de otros, me confunde, y si estoy  así, sé que es mejor no actuar. El acto es de los hombres… yo siento… ganas de que me bese.

 

 


Que día es hoy?

No importa.
Estaba en la cocina, luchaba entre jugar con el perro, y sacarme este pesar.
Los relatos de mi pequeña me hacían bien, aunque la concentración se atravesaba con el pesar...

 Otro hombre que pasa y no llama más, otro de los seres que me niega el universo, la soledad no se correspondía con el calor de su mano, descubriendo la mía...

 Era linda su curiosidad por verme, tocar cada parte de mis dedos... Me miraba y tocaba mi mano derecha con si fuera algo novedoso y extraño. Confianza de artista, confianzudo como aquel otro pintor, sensible  sabía nombrarlo yo.
Si bien me es un desconocido, su estudio de mano, su sentido del olfato sumido en mí pelo... me era  cercano.

Estudiada cada región de mi mano, como si fuera un óleo... Raro, muy raro sintiéndome tan integra...


En otra época, esto me pasaba inadvertido, en el taller de aquel pintor, sentí también caricias, pero no estaba como ahora, hoy siento partes mías mas en mi, mi claridad interna ya no es negada rotundamente, qué bueno! Hice tanto para querer esta interioridad, este saber femenino... Mi vasaliza está protegida, mi intuición funciona y no es negada rotundamente.
Julio Boca, analogía en imagen con el relato.
 


Después de ese contacto me desoriento... él   suspende ese diálogo sensible entre artistas, esa curiosidad por cada marca, línea, temperatura… hice algo mal? Me pregunte, lo mire altivamente, me acerque, lo mire a los ojos... Y quería un beso...
 Pero no.

 Nos trasladamos hacia el interior del café Biblioteca, y la onda ya se derivo en otra sensación.


Me conozco, claramente  sentí que no fue... Que ya no había esa vibración reciente... Estoicamente emprendí el regreso, camino por Cabildo hacia mi colectivo, y siento el pesar, mi interior se aterró... El glaciar de las citas últimas apareció y me comencé a decaer...
 


Me tiento en tomarlo del brazo, trasformo este impulso natural propio, en algo que no es... Me siento incomoda con esta experiencia negativa... Y cuando me descuido mi guardia. Me tomo de su brazo, caminemos juntos...

 Cuando busco mi parada, su brazo se deslizó  y nos tomamos de la mano, bello contacto... Que al apurarme se diluyó suavemente.


Viene mi colectivo, subo, pido mi boleto... Y ya... Este bloque mental surge en mi pecho...


No duermo, me manda mensajes por celular... Nos reímos aun más del benteveo…


Pasan horas, una dos... Y el pesar toma más consistencia, porque no me beso...

Lo habré rechazado? le abre cortado la mirada, lo abre mirado aterrorizada? Que cara puse cuando él me olía el pelo?


No encontré respuesta positiva en mí, evidentemente algo transmito... Para que este repliegue sea real.


Horas, con el pesar en mi pecho... No pintar, no dibujar, no hacer... Abatida, menos que en otros momentos, menos que mi estabilidad... Menos, menos, fallo en la salidas... Pero ésta había sido linda... Que paso...
 


La cena que no había pensado, las horas que pasaron y yo sin hacer lo que siempre hago, planche, rápido... Con la adolescente me saco fotos, intento serme... Ser con ella, con su proximidad...


Comemos, hablamos, siento el pesar.. Escucho un mensaje en el celular... Seguro es un mail, como los tantos que recibo de publicidad... Voy a mirar y era un whatsapp. Era él.


Me solicitaba hablar por teléfono fijo, le paso el número, llega su hija y el quiere hablar con ella, me pide media hora... Sin querer queriendo le mandé mal mi número…

 Yo ya sin el pesar en mi pecho... Resurjo. Surjo por la noticia, por su pedido... Mi corazón comienza a batir dentro de mis costillas, el bombeo es tan estrepitoso que me cuestiono si será bueno.
Intento hacer una idea que me surgió en video, fotos de mi hija mayor y mías... Encuentro la música, descargo esos pianos que encontré hoy hace 10 horas... Beso y abrazo a mi pequeña... La siento ahora si, en mi corazón...

Subo, me acuesto y me llama... Hablamos, habla casi una hora... Tranquilo, pausado, anecdótico, suave, con belleza... Y me dice lo bien que se sintió en la salida, lo bien que sorteamos tanto dolor... Y sigue y sigue... Le cuento un poco...de mis manos.


De mi falta de sueño, de mi sensación inconclusa... Y dice  de vernos mañana... Vasaliza (simbolizando mi intuición) saltaba dentro de mi delantal... Y me comienza a explicar que le había pasado, su situación de angustia, como sintió que había descendido... Aclarándome totalmente.. Ese corte, ese cambio de frecuencia que creía haberlo generado yo..

 Y yo no pude por mi mismo sentir que había sido él... El que no pudo por sus cosas...

 Qué bueno que cuando me pregunto algo, luego de un lapso de tiempo, quizá inentendible para mí, me llega la repuesta, creo que estoy madurando, creo que voy caminando sobre mis piernas, creo  ser.
 

 

 

 

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