miércoles, 17 de septiembre de 2014

Un cuadro, una realidad y un interior.


          El primer retrato de C., realizado en 1992,  pinte varios de él, y cada vez encuentro más representaciones de su presencia…

           Desde mi óptica, me entusiasma  ver un cuadro, ya que me da información, me completa la percepción del momento, que cuando es del pasado, sabemos que está muy influida por el recuerdo emocional. Me explico, ver un cuadro, o cualquier expresión, como símbolo de los acontecimientos en que estaba inmersa, me aporta una completitud. Sé que yo no registraba nada de lo que había más allá… como todos a la edad de 25 años. Pero observar lo que pintaba me cuenta acerca del proceso personal de desarrollo. Esto para mí es fundamental, mirar para atrás y comprender todos los pasos que me condujeron a mi presente. Así lo expresa mi  carta natal.

            Pero que interesante es, también, si experimento algo a nivel físico… Esté hecho se puede ver como parte del mismo discurso, un dato más… el lado oscuro de nuestra psique no sabe que es presente, que es recuerdo, ni lo que es imaginado, o sea que una imagen representada es lo mismo que un sentimiento, una idea… esté presente o sea un recuerdo… y que me pasa ahora mismo, cuando tengo todo este saber a flor de piel?

           En este  instante siento un nudo en la garganta, toda mi emoción se presenta como un picor, como algo que molesta e irrita … y ver, reflexionar…  juntar estas piezas registradas… el recuerdo, la presencia física de un malestar, que es como si se comunicara en persona el inconsciente mismo.  Que logro con estos registros, datos, coincidencias?  Observar a través de la imagen más aspectos de los que a primera vista cualquier persona tiene en cuenta.

          Por ejemplo, cuando vemos este cuadro que reproduzco por aquí,  vemos planos, colores, podemos decir no me gusta, me gusta la simpleza, etc. Pero si completamos la expresión con algo que generalmente no se tiene en cuenta, ampliamos entonces el registro a la situación, al contexto, lo que podríamos pensar una expansión hacia lo exterior.

           En el exterior que hay generalmente?, están las personas, los vínculos, las cosas, lo otro de mí.  Entonces este cuadro me dice del afuera que es algo que tiene que ver con los planos, con la planimetría, con un telón hacia todo aquello que sea confuso, mesclado, sin bordes delimitados. Hay algo que deja pasar, la planimetría, y algo que no se deja pasar: la fusión, lo confuso.

          Si ampliamos más la óptica, llevándola hacia la cosmovisión general del mundo, la planimetrización de los objetos de la realidad, encontramos que  las vanguardias artísticas históricas,  tomaron éste tema.

          Encontramos a lo largo de los últimos años, cómo es que desde el arte se pone en cuestión la percepción, si es  unilateral, tendenciosa, o diosa y vedette, solo pintar lo que se ve, o  solo valorar  la altura visual,  nadie habla de la escucha por ejemplo...

          Desde la ciencia, este paradigma de la modernidad,  nos obliga a afirmar que solo es  verdad aquello que puedo contrastar con hechos observables. Todos los relatos, formas de percibir, y de plasmar en cuadros o instalaciones y demás, responde a un paradigma, aquí moderno, todo corresponde a la cosmovisión en la que estamos inmersos.

          Hasta aquí hablamos de cómo un cuadro manifiesta lo exterior a él, ya sea en el elemento elegido, o también puede ser desde lo que significa, o con respecto a lo que alude, afirma, niega, esconde, tergiversa.. Trasmuta.

          Como vemos se puede decir mucho en cualquier expresión plástica, con relación a lo externo, ya casi llegando a la expresión de la cosmovisión en la que estamos todos.

          Pero volvamos al cuadro, ahora hacia la interioridad, ya vimos el afuera, aun hace falta ahondar en que así cómo nos muestra el contexto, también nos devela lo mínimo, cada fibra … hasta llegar a las moléculas primeras.
 
 
 
          Pues bien, aquí quise hacer un retrato de C. con planos, como para contar “exactamente” el tipo de relación que yo guardaba con él, a saber: compartimentos estancos, donde cada  uno de ellos no se comunicaba con otros.
           Si bien puede que allí afuera no sea esto lo que se proponía, o se decía, mi interior registró la relación en términos rígidos, o esto o esto otro, no hay medias tintas, o me das todo, o no estás con migo. Mi expresión me habla de las durezas  que yo vivenciaba.
          Así elegí inocentemente los planos… las “tintas planas” dicen los profesores de grabado, para decir lo que mi ser percibía claramente y mi consiente no se dignaba a predicar. O mejor dicho, ni siquiera me atrevía a concebir.
          Es como cuando hablamos, pintar con planos es lo mismo  que  ese refrán tan conocido.. “es lo que hay”.
           Contamos con ejemplos de la utilización de planos en determinadas vanguardias (cubistas, futuristas, abstractas, conceptuales) lo exclusivamente real y concreto que es percibido por los ojos, entonces es lógico, racional y es lo mejor. Todos estos enfoques que se manifiestan a través de una planimetría, coinciden en que tiene que ver con la mente-razón y con una percepción rigidizada, encapsulada en conceptos. Con percibir, exclusivamente, desde un punto de vista visual: una perspectiva lineal racional.
           Afuera pensar racionalmente, regirse por la lógica abstrusa  y cerrada responde a que tipo de persona?, que interior subjetivo tiene un actuar desde una lógica racional?, yo entiendo que la persona que se rige por lo universalmente valido, lo racional, lo que podemos compartir con el común de las personas, es interiormente o muy segura o solo internalizó lo externo, siendo muy frágil como para expresarse en términos individuales y no colectivos.
           Con todo igual no me animaría a afirmar como era el exterior, solo sé cómo yo percibía aquello, ahora también se puede continuar deduciendo que si registraba aquello de esa forma, también actuaba en consecuencia, lo cual era adecuado para el contexto, y desde ya aceptado como una conducta apropiada. Solo hasta aquí me animo a hablar del otro, en tanto aceptación de mi actuar como respetando esa rigidez.  Cómplice… no?
            Bueno es lógico pensar que después de esta apuesta tan lineal, todo el patio trasero de nuestra psique se llene de ideas, sentimientos y necesidades que no concuerdan con dicha racionalidad. Pero esto es arena de otro costal!.
 
 
 

 

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