El descubrimiento
de este tiempo es claro: estoy fuera de rango, no es este momento conocido,
preestablecido,
intencionado desde algo que ocurrió atrás en el tiempo.
Es raro
hablar de un presente “fresco”, como si
fuera un cuadro pintado al óleo.
Aun
puedo deslizar las formas,
fusionar los colores,
trasformar las líneas… aun todo
es reciente, nuevo… tal como un cuadro
en pleno proceso de trabajo.
Me gusta
relacionar el pintar, con el vivir.
Entiendo que ésta es la misión que tengo acá,
en la tierra.
Ya hablé por ahí… de la tela en blanco, del
inicio de una expresión pictórica.
Muchas veces estuve frente a un soporte para pintar, como hoy
estoy con el vivir…
Hace tiempo comenzaba
a pintar desde el gesto con la espátula, desde el recorrido de ésta. Elegía un
color, y atravesaba la tela definiendo recorridos, que luego pintaba con
colores.
Hoy analógicamente,
siento mi vivir igual.
Establezco algún
recorrido desde mi desplazarme, desde un caminar ahí afuera. Desde mis piernas…
Entonces mi
caminar, es analógicamente el recorrido de la espátula en un cuadro.
Las líneas
que se abren paso dentro de la tela, es
como caminar por la vereda, es ir para allá, parar, doblar en la esquina, luego…
sentarme en mi mesa, por ejemplo.
Ahora,
cuando camino, además siento… percibo desde mis sentidos… muchas cosas. No solo establezco direcciones,
recorridos diarios o no, también estoy inmersa en un montón de sensaciones,
emociones…
El olor de
unas flores, la humedad en el aire, mi cuello tirante, mis plantas de los pies
duras. Mis manos pesadas, el calor de mi esfuerzo en el tiempo…
… y voy así…
percibiendo que siento.
Si pienso
cual es el equivalente al sentir, en el hacer pictórico, entiendo que son los colores.
El colorear
algo significa meterse con la sensación, con el sentir, con la emoción en sí.
Quizá hoy no
se con que color pintar… esto que vivo momento a momento… estoy tan encima… que
no se qué color le pondría… fresco, nuevo, quizá amarillo…
Por eso no
estoy pintando hoy.
La emoción es nueva, la frescura contrasta con
la tirantez, con la oposición más loca.
Quizá es tan
fresco, novedoso, integro… lo que experimento hoy por hoy en mi caminar por
acá, que todo el resto de mí… mi pasado, mis ideas fijas, mis complejos –
aclaro todos junguianos- gritan!,
se
sienten dinamizados a desaparecer,
dentro de un nuevo vivir,
este nuevo mundo.
La filosofía
lo llama a este gran cambio: giro copernicano.
Yo… pienso, a mí que me gusta tranversalizar sentidos,
…quiero…
en verdad reflexionar este cambio tan
radical que vivo hoy.
Por un lado quiero
pensar, ya que esto me otorga cierto control dentro de la novedad.
Pero por
otro lado lo que percibo es una verdadera hecatombe,
un verdadero cataclismo
recibo-percibo en mis recorridos.
... será miedo?
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